Hablemos sobre COVID-19 y abordaje por Terapia Ocupacional

     Para nadie es un secreto el impacto rotundo que ha tenido el COVID-19. Todos nos hemos visto afectados por esta pandemia. Las medidas de prevención establecidas como el permanecer en el hogar, el uso de protección personal, distancia social, entre otras, traen un desequilibrio en las rutinas, ocupaciones e interacción social. En relación hay esto, hay dos situaciones a tomar en cuenta: las personas contagiadas y las que no. En el primer caso, evidentemente hay una relación directamente proporcional entre síntomas e impacto en su desempeño ocupacional. Y las personas que no, el confinamiento, algunos teniendo que trabajar por vía remota, el cambio radical de su día a día.


                      



    Es por ello, que los terapeutas ocupacionales debemos formar parte del equipo multidisciplinario que atiende a la población vulnerable. Estamos especializados en la ocupación humana que ya anteriormente hemos podido expresar lo afectadas que se han visto. Citando la Guía clínica de intervención de terapia ocupacional en pacientes con COVID-19 del Colegio Profesional de terapeutas ocupacionales de la comunidad de Madrid (2020) “la Terapia Ocupacional es de utilidad en la prevención, tratamiento y continuidad de los cuidados derivados de la situación actual, mediante la utilización de técnicas evidenciadas en la prevención de complicaciones hospitalarias, así como la rehabilitación de las funciones alteradas por la enfermedad”. 

        Cabe destacar que a medida que esta pandemia avanza y sus efectos han podido ser evidenciados, existe una investigación y planteamiento constante de cómo podemos abordar como profesionales, las secuelas dejadas por el COVID-19. Uno de las guías más completas, que abarcan varios aspectos de la intervención, es la citada en el párrafo anterior. La cual nos plantea 4 ámbitos de actuación: 

- Intervención en Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). 

- Intervención en hospitalización. 

- Intervención en pacientes ambulatorios. 

- Intervención domiciliaria. 

        Antes de desarrollar estos ítems, un punto importante, son los equipos de protección personal (EPP) necesarios para abordar a los pacientes afectados por el COVID-19. Los EPP para el personal que atiende a pacientes infectados con COVID-19 incluyen precauciones adicionales para pacientes con enfermedad respiratoria significativa en los que puedan estar presentes procedimientos de generación de aerosoles y/o un contacto prolongado o muy cercano con el paciente. 

- Bata de manga larga resistente a líquidos. 

- Protección respiratoria con una eficacia de filtración equivalente a N95/ FFP2/FFP3 que debe estar bien ajustada y no salir aire por los laterales. 

- Protección ocular anti salpicaduras de montura integral o un protector facial completo. 

- Guantes: no necesitan ser estériles. Es recomendable llevar siempre unos guantes sobre la piel limpia y colocar unos segundos guantes para tratar a cada paciente.



                                 


Intervención en Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) 

        Será fundamental la comunicación con el personal de UCI para conocer la situación clínica del paciente y las consideraciones específicas a tener en cuenta. En los casos que sea posible, se recomienda contactar con la familia para obtener información sobre su funcionamiento (desempeño ocupacional) previo al ingreso. Una vez recogida dicha información se inicia el primer contacto con el paciente en el que se realizará la siguiente valoración: 

- Estado cognitivo y niveles de alerta. 

- Valoración Sensitiva: Se recomienda explorar todos los tipos de sensibilidad superficial, profunda y cortical. 

- Valoración Motora: De movimientos activos, coordinación, fuerza muscular, resistencia, etc. 

- Valoración funcional. 

- Habilidades comunicativas. 

Criterios de Inclusión 

- Pacientes que padecen o están en riesgo de padecer el Síndrome post- UCI: delirium, síndrome confusional agudo, alteración sensitiva, motora, miastenia, polineuropatía, etc. 

- Pacientes con deformidades instauradas o riesgo de padecerlas. 

- Pacientes con alteraciones en la alimentación. 

- Pacientes con dificultades en la comunicación. 

- Pacientes durante la retirada de la sedación y el proceso de despertar. Pacientes durante el proceso de retirada del soporte respiratorio. 

Criterios de Exclusión: No se iniciará ninguna intervención en el caso de que aparezcan los siguientes signos y/o síntomas. Si aparecieran durante el tratamiento, se detendrá el mismo y se informará al personal de la UCI: 

- Temperatura corporal mayor a 38. 

- Tiempo de diagnóstico inicial menor a 7 días. 

- Tiempo desde el inicio hasta la disnea menor o igual a 3 días. 

- Índice de disnea: puntaje de disnea de Borg mayor a 3 (total de 10 puntos). 

- Opresión en el pecho, reflujos, mareos, dolor de cabeza, visión poco clara, palpitaciones, sudoración, incapacidad para mantener el equilibrio, etc. 

- Saturación de O2 percutánea menor a 90% o cambio desde la línea de base mayor a 4% 

- Presión arterial sistólica menor a 90 mmhg o mayor a 180 mmhg. 

- Frecuencia cardiaca menor a 40 lpm o mayor a 120 lpm. 

- Aparición de nuevas arritmias cardiacas o signos de isquemia cardiaca. 

Objetivos de Intervención: El propósito es asegurar la participación de la persona en sus actividades cotidianas significativas y, con ello, su calidad de vida. Para ello, en la UCI, tendrá que planificar su intervención atendiendo a los siguientes objetivos: 

- Reducir el tiempo de estancia en UCI. 

- Agilizar el proceso de rehabilitación temprana. 

- Prevenir el Síndrome POST-UCI. 

- Prevenir las deformidades. 

- Mejorar la alimentación y participación en ABVD. 

- Favorecer la comunicación. 

- Mejorar la calidad de vida.




Intervención en Hospitalización

    El terapeuta ocupacional forma parte del equipo que interviene con el paciente hospitalizado realizando: evaluación, intervención individual, orientación a las familias y cuidadores; prescripción y entrenamiento de productos de apoyo y adaptaciones; acciones de humanización y personalización del entorno; orientación y programación del alta hospitalaria y proyectos de carácter multidisciplinario con el equipo del hospital. Es recomendable que los pacientes que se encuentren estables en planta de hospitalización, deberán mantenerse activos para minimizar la disfunción muscular, siempre dentro de las medidas de aislamiento. 

    Las restricciones funcionales físicas comunes comprenden una disminución de la capacidad de realizar las tareas de cuidado personal y caminar, sobre todo tras el periodo de aislamiento. A muchos pacientes les resulta particularmente difícil llevar a cabo actividades que conllevan movilidad y esfuerzo de los miembros superiores. Esto se debe a la demanda metabólica aumentada esencial para vencer la fuerza de la gravedad, en aquellas tareas que requieren la elevación de los brazos. Síntomas como la disnea, la fatiga, la disminución de la tolerancia a la actividad o incluso el miedo pueden aparecer en diverso grado. Dichos síntomas pueden interferir o interrumpir las rutinas diarias y restringir la participación en actividades significativas, como por ejemplo las actividades de la vida diaria y el ocio. 

Los Objetivos de intervención 

- Reducir el tiempo de estancia hospitalaria. 

- Minimizar el impacto de la enfermedad y los efectos del aislamiento en las capacidades sensorio-motoras, cognitivas y socioemocionales del paciente, mejorando su calidad de vida. 

- Mejorar/promover la participación y el desempeño en las actividades básicas de la vida diaria (ABVD) de forma segura, previniendo la desaturación y reduciendo la disnea durante el desarrollo de las mismas. 

- Fomentar la independencia funcional mediante el uso de técnicas de conservación de la energía aplicadas a las AVD, simplificación de tareas, y estrategias adaptativas como productos de apoyo y modificación del entorno. 

- Mantener/mejorar las capacidades sensorio-motoras, cognitivas, comunicativas y socioemocionales que afecten al desempeño ocupacional. 

- Abordar las necesidades psicosociales y de salud mental de los pacientes y/o cuidadores (como la ansiedad y depresión). 

- Favorecer la realización de actividades de ocio de la persona de acuerdo a sus intereses y a su situación clínica, dentro del entorno hospitalario. 

- Incrementar la motivación del paciente, aumentando progresivamente la participación en actividades significativas. 

- Contribuir a la planificación y preparación para el alta, teniendo en cuenta la seguridad en el hogar y apoyo de los cuidadores. 

- Estimular el olfato y gusto para conseguir una recuperación precoz.





Intervención en Pacientes Ambulatorios

     La evaluación al inicio del tratamiento ambulatorio de las personas que han sido infectadas por COVID-19 comprenderá aquellas ocupaciones y actividades significativas para la persona, así como las funciones corporales, sensoriales y destrezas necesarias para llevarlas a cabo en un entorno determinado, el cual también será evaluado para orientar el tratamiento de terapia ocupacional a la reinserción satisfactoria de la persona en dicho entorno. Así mismo se obtendrá información sobre el perfil ocupacional, intereses, aficiones, valores, creencias, que será utilizada para la elaboración de un plan de tratamiento individualizado teniendo en cuenta la motivación de cada persona. 

Objetivos de intervención 

- Mejorar la independencia en las ABVD, AIVD, educación, trabajo, ocio y tiempo libre, participación social y descanso. 

- Evitar desequilibrios en las áreas ocupacionales, ajustando el tiempo dedicado a ABVD, AIVD, educación, trabajo, ocio y tiempo libre, participación social y descanso. 

- Mejorar las destrezas sensoriales y perceptuales, destrezas motoras y praxis, destrezas de regulación emocional, destrezas cognitivas, destrezas de comunicación y sociales. 

- Analizar las barreras del entorno que puedan limitar la autonomía de la persona. 

- Determinar la necesidad de dispositivos de apoyo terapéutico, así como de férulas y órtesis encaminados a fomentar la independencia funcional. 

- Incrementar la motivación del paciente, consiguiendo su implicación en el tratamiento y ayudándole a reinterpretar sus roles. 

- Colaborar en la reorientación profesional o laboral del paciente. 

- Proporcionar información sobre nuevas oportunidades de ocio. 

- Enseñar al paciente a vivir con sus limitaciones. 

- Asesorar y entrenar a las personas cuidadoras. 

- Mejorar la calidad del desempeño ocupacional. 

Tipos de intervención 

- Entrenamiento en la realización de las actividades de la vida diaria, actividades productivas, ocio y tiempo libre en las que el paciente presente alguna limitación priorizando el entrenamiento orientado a tareas, junto a las siguientes actuaciones: 

- Enseñanza de técnicas de conservación de la energía y economía articular para la realización de AVD, actividades productivas y de ocio en pacientes con dificultades cardio-respiratorias (incremento tolerancia al esfuerzo siguiendo el umbral de fatiga). 

- Adaptación de las actividades y tareas que la persona tiene que realizar (graduación de dificultad). 

- Entrenamiento de estrategias compensatorias de las funciones y/o destrezas perdidas o deterioradas una vez se constata la imposibilidad de recuperación. 

- Diseño y adaptación de férulas, órtesis, prótesis y dispositivos de apoyo terapéutico a las características y capacidades de la persona. 

- Entrenamiento en el uso de férulas, órtesis, prótesis y dispositivos de apoyo terapéutico para la realización de AVD (ayudas para alimentación, aseo, vestido, labores del hogar, movilidad, etc.), actividades productivas, ocio y tiempo libre. 

- Rehabilitación del olfato y/o gusto (56) cuando dichas alteraciones sensoriales interfieran en el desempeño ocupacional y la calidad del mismo por dicha afectación. 

- Entrenamiento y asesoramiento a la familia y/o cuidadores en el uso de los dispositivos de apoyo terapéutico, y en las adaptaciones necesarias del entorno del paciente.




Intervención Domiciliaria 

        Los pacientes que han sido afectados por COVID-19 y han necesitado atención en UCI o permanecido en atención hospitalaria prolongada, mantendrán al llegar a su domicilio una serie de secuelas respiratorias, físicas, cognitivas, sensoriales y emocionales que afectarán en mayor o menor medida a:

1. La capacidad de realizar las AVD básicas, instrumentales y avanzadas. 

2. La capacidad de mantener roles significativos y hábitos y rutinas saludables. 

3. La dificultad de realizar actividades de ocio y tiempo libre. 

4. Las limitaciones para llevar a cabo una participación social satisfactoria en su entorno.

        La estancia en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) constituye un acontecimiento estresante y potencialmente traumático para las personas que lo experimentan. En el caso de la crisis actual debida al coronavirus, la persona, además de afrontar la estancia en la UCI, ha de hacer frente a un regreso al domicilio envuelto en unas circunstancias críticas y especialmente adversas a nivel psicosocial que pueden afectar a su salud mental. La cuarentena hace que el contexto donde la persona regresa tome gran importancia. Debido a las medidas tomadas por el estado de alarma, el domicilio es el principal contexto físico donde la persona va a desempeñar sus ocupaciones. La intervención en estos primeros momentos tras la estancia en el hospital y durante el confinamiento en sus domicilios puede hacer que la persona esté experimentando emociones que, aunque son normales en estos momentos, puedan estar afectando a sus ocupaciones. Algunas de estas experiencias internas son los sentimientos de cansancio y agotamiento, la confusión, ansiedad, desorganización o el estrés, sentimientos de desesperanza, soledad, tristeza.

    La valoración inicial consistirá en una evaluación funcional, una entrevista semiestructurada en la que se evalúa: historia y perfil ocupacional, rutinas y hábitos anteriores, desempeño de las AVD, entorno, prioridades/metas, cognición. Dicha entrevista va acompañada de observación de ejecución de las tareas o actividades in situ, además de información que se obtiene también de familiares y/o cuidadores. Tras el afrontamiento de una situación crítica, es importante evaluar los valores, las creencias y la espiritualidad de la persona.

Los objetivos de intervención

- Maximizar independencia y funcionalidad en las ABVD Y AIVD, actividades productivas, de ocio y tiempo libre y descanso.

- Evitar desequilibrios en las áreas ocupacionales ajustando el tiempo dedicado a las ABVD, actividades productivas, actividades de ocio y descanso y evitando el sedentarismo.

- Mejorar las destrezas sensoriales y perceptuales, destrezas motoras y praxis, destrezas de regulación emocional, destrezas cognitivas, destrezas de comunicación y sociales.

- Identificar las barreras del entorno y limitaciones funcionales, cognitivas que impidan la autonomía de la persona para eliminarlas o modificarlas según el caso.

- Evaluar y proveer con ayudas técnicas que faciliten la independencia funcional.

- Determinar la necesidad de dispositivos de apoyo terapéutico, así como de férulas y órtesis encaminados a fomentar la independencia funcional.

- Incrementar la motivación del paciente consiguiendo su implicación en el tratamiento y ayudándole a reinterpretar sus roles.

- Colaborar en la reorientación profesional o laboral del paciente.

- Proporcionar información sobre nuevas oportunidades de ocio.

- Enseñar al paciente a vivir con sus limitaciones.

- Enseñar al cuidador principal medidas de autocuidado en el manejo del paciente consiguiendo la máxima colaboración por parte de este y evitando la sobreprotección.

- Enseñar técnicas de conservación de energía para minimizar el gasto energético y mejorar el manejo de los síntomas respiratorios.

- Enseñar a generalizar e incluir las técnicas respiratorias aprendidas en otras disciplinas al realizar las AVD.

- Adiestrar el familiar/cuidador en los nuevos métodos de desempeño de las AVD, para que facilite el aprendizaje y ofrezca el tiempo necesario para su realización.

- Mejorar la calidad de vida del paciente con afecciones respiratorias consiguiendo realizar las tareas cotidianas con el menor esfuerzo y disnea posibles.

- Evitar hospitalizaciones innecesarias y acelerar altas, aumentando el número de camas disponibles, siempre y cuando las necesidades (tanto médicas como funcionales) puedan cubrirse en casa.

- Prestar apoyo y soporte emocional para la prevención de problemas de salud mental en el futuro.

Tipos de Intervención

- Entrenamiento de las AVD, actividades productivas, ocio y tiempo libre en las que el paciente presente alguna limitación, priorizando el entrenamiento orientado a tareas.

- Aplicación de principios ergonómicos para la salud en las AVD (economía articular, simplificación de la tarea, técnicas de conservación de energía, higiene postural). Sobre todo en pacientes con dificultades cardiorespiratorias, aumentando la tolerancia al ejercicio, manejo de la disnea y anticipación a la misma.

- Adaptaciones físicas y cognitivas del entorno.

- Planificar, diseñar y graduar las AVD para lograr un equilibrio de gasto energético a lo largo del día y no llegar al agotamiento y abandono de las tareas.

- Entrenamiento de estrategias facilitadoras y/o compensatorias de las funciones y/o destrezas perdidas.

- Valoración, diseño, educación y entrenamiento en férulas, prótesis, órtesis, y ayudas técnicas.

- Entrenamiento en el uso de ayudas técnicas y dispositivos de apoyo terapéutico para la realización de AVD (ayudas para alimentación, aseo, vestido, labores del hogar, movilidad, etc), actividades productivas, ocio y tiempo libre.

- Entrenamiento y asesoramiento a la familia y/o cuidadores en el uso de los dispositivos de apoyo terapéutico, y en las adaptaciones necesarias del entorno del paciente.

- Entrenamiento en técnicas de relajación y técnicas de control /gestión emocional para los pacientes y cuidadores, en relación a los síntomas de estrés post-traumático que puedan presentar.

- Entrenamiento a la familia y/o cuidadores en las técnicas de manejo del paciente para potenciar su independencia y minimizar la sobreprotección.

- Valoración/ajuste de hábitos, rutinas y roles del paciente que se adecuen a una realización satisfactoria en la ocupación del día de forma equilibrada, atendiendo a los déficits que presente el paciente y las demandas requeridas de la sociedad (según situación de la pandemia (confinamiento).

- Actividades de promoción de la salud y prevención de la enfermedad específicamente en esta pandemia del COVID-19, en colaboración con los Equipos de Atención Primaria, en los centros de salud, ofertando talleres divulgativos a profesionales y cuidadores.

- Apoyo en el proceso de recuperación psicosocial de la persona, favoreciendo la consolidación de una identidad positiva y la construcción de una vida con sentido, donde tenga el máximo control posible sobre las ocupaciones que realiza.






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